lunes, 9 de mayo de 2011

                                                         TIPOS DE GOBIERNO


Dictadura: Forma de gobierno que se concentra de una sola persona denominado dictador, el cual posee el control absoluto de los 3 poderes del Edo. Ejecutivo, Legislativo y Judicial

Democracia: Sistema de Organizacion politica en que el poder recide en el pueblo

Monarquia: Forma de gobierno que se basa en el principio de que el monarca (rey, emperador, etc) tiene el poder total en terminos politicos, osease, no existen los 3 poderes.

Parlamento: Es el organo constitucional de un Edo. compuesto por representantes elegidos por el pueblo que tienen la mision de expresar la voluntad de este.

República: Es un sistema político caracterizado por basarse en la representación de toda su estructura mediante el derecho a voto, el electorado, que constituye la raíz última de su legitimidad y soberanía.

Y bueno, el socialismo y comunismo se define mejor no como un tipo de gobierno, sino como una ideologia politica.

Socialismo: Tipo de sociedad en el cual tienden a desaparacer las clases sociales, tiende a desaparecer la propiedad privada, esto sin llegar a la "perfeccion" del comunismo

Comunismo: ideologia que defiende la conquista del poder por el proletariado (clase trabajadora), la extinción por sí misma de la propiedad privada de los medios de producción, y por lo tanto la desaparición de las clases como categorías económicas, lo cual, finalmente, conllevaría a la extinción del Estado como herramienta de dominación de una clase sobre otra.

TIPOS DE GOBIERNO EN EL MUNDO



forma de Estado o modelo de Estado: propiamente este último no sólo comprende el poder, sino además el territorio y la población. Las distintas formas clásicas de clasificar las formas de Estado (federal, confederal, regional) también se suelen denominar formas de gobierno en los textos políticos y filosóficos por la contracción lingüística "forma de gobierno del Estado" y "forma política del Estado" en "forma del Estado".

Funcionamiento de los tipos de gobierno.

Gobierno parlamentario
Parlamento, institución política compuesta generalmente por una o dos cámaras o asambleas, que suele ejercer el poder legislativo en un Estado. Su significado inicial era el de un lugar en el que se habla; etimológicamente el término deriva del verbo francés parler (`hablar'). En la práctica, deliberar es sólo una de las funciones que realiza un Parlamento, y en el presente no la más importante.
Orígenes
Las raíces de los parlamentos son muchas y variadas. Se considera que el Parlamento más antiguo que aún existe es el Althing, en Islandia, pero una interrupción en su funcionamiento en el siglo XIX implica que el Parlamento que ha funcionado más tiempo sin interrupción sea el Tynwald de la isla de Man. Entre los más antiguos se encuentra el Parlamento británico, que data del siglo XIII y que ha sido probablemente el más influyente en el desarrollo de las tradiciones del Estado parlamentario. Entre sus raíces se cuentan el Witenagemot anglosajón y el consejo asesor de los reyes normandos: el Curia Regis.
Desarrollo
Los parlamentos ingleses se formaron inicialmente porque los monarcas necesitaban ayuda para conseguir dinero. Muy pronto se implantó la costumbre de que antes de aceptar una nueva tasa se presentaran las quejas con antelación. A principios del siglo XVII, el Parlamento inglés se había embarcado en una lucha por la supremacía con la Corona. El resultado fue la Guerra Civil inglesa. Para acabar con los problemas que enfrentaban a los monarcas con los representantes parlamentarios fue preciso emprender una nueva lucha más avanzado el siglo. Después de la Revolución Gloriosa (1688-1689) quedó claro que los monarcas gobernaban con el respaldo del Parlamento, creándose un sistema de equilibrio entre ambos poderes que serviría de modelo a todo el mundo occidental.

Clasificación
Los parlamentos del mundo contemporáneo tienen un muy variado grado de potestades. Algunos deciden cuestiones políticas, como el Congreso de Estados Unidos; otros más bien influyen en políticas ya definidas, como los del Reino Unido, Alemania o Francia. En algunos países, los parlamentos son una entidad burocrática sin ninguna independencia. Este era el papel más común del Parlamento en los países comunistas, como el Sóviet Supremo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o el Congreso Nacional del Pueblo de China.
Funciones
Los parlamentos modernos realizan diversas funciones. Además de la idea inicial del debate, es usual que los parlamentos estén involucrados en la redacción de leyes, en el control del presupuesto, en la representación de la población del país y en la decisión de la composición del gobierno. En muchos sistemas democráticos el Parlamento se constituye mediante elecciones legislativas. Generalmente, los ministros participan en el Parlamento aunque a veces, como en la V República Francesa, no lo tienen permitido.
Extensión del sistema parlamentario
La gran mayoría de los países del mundo poseen un Parlamento. Una de las consecuencias de la influencia occidental en el resto del mundo ha sido la extensión del concepto de sistema parlamentario aunque algunos estados no occidentales ya tenían sus propias asambleas antes de la colonización. Esto es especialmente cierto en el caso de la Commonwealth. Países como Canadá, Australia y Nueva Zelanda han funcionado con un gobierno parlamentario tradicional durante mucho tiempo. La India también ha demostrado ser capaz de mantener un sistema parlamentario y puede reclamar el título de ser la mayor democracia parlamentaria con sus dos multitudinarias cámaras, el Lok Sabha y el Rajya Sabha. Un país vecino, Pakistán, ha tenido una experiencia parlamentaria menos satisfactoria e interrumpida con más frecuencia. Esto indica que los países en vías de desarrollo tienen mayores dificultades en mantener un sistema parlamentario por una inestabilidad política que ha derivado históricamente en la frecuente aparición de regímenes de partido único o dictaduras.
Por otro lado, el parlamentarismo latinoamericano es consecuencia del proceso de emancipación iniciado en 1810, y en el que ejerció una gran influencia la primera Constitución liberal española aprobada en las Cortes de Cádiz en 1812. En casi todos los países, el poder legislativo reside en un Parlamento bicameral compuesto por una cámara baja, que puede ser denominada de diversas maneras (Congreso de los Diputados, Cámara de Representantes, etcétera) y una cámara alta que suele identificarse como Senado.
Como funciona un parlamento.
El poder soberano está sostenido por un Parlamento de dos cámaras, llamado las Cortes, cuyos miembros son elegidos por todos los ciudadanos mayores de 18 años, por un periodo máximo de cuatro años. Los representantes del pueblo son elegidos por votación a partir de listas cerradas confeccionadas por los partidos políticos o coaliciones; el número de diputados y senadores elegidos por cada partido está en proporción al número de votos que cada lista ha recibido. La proporción está compensada en favor de la lista que recibe el mayor número de votos de acuerdo con la llamada Ley de Hondt, la cual adjudica un mayor número de diputados en el Parlamento a la lista que consigue más votos en las circunscripciones menores. La ley se introdujo por consenso entre los diferentes partidos políticos para evitar la posibilidad de que un sistema estrictamente proporcional tuviera como resultado un número demasiado elevado de partidos en el Parlamento, lo que conllevaría unos gobiernos más inestables.
La preocupación por la estabilidad de los gobiernos electos se ve reflejada en el método de elección del Gobierno. Éste es nombrado por el Presidente del Gobierno (Primer Ministro) y los ministros dependen directamente de él. De esta manera, es el candidato a Presidente del Gobierno quien, después de haber sido encomendado por el Rey para formar gobierno, presenta su programa a las Cortes y es elegido por voto mayoritario. Para ser elegido, el Primer Ministro debe recibir una mayoría absoluta de votos en la primera vuelta o una mayoría relativa en una segunda votación. Con el propósito de reforzar la estabilidad del gobierno así elegido, cualquier moción de censura debe incluir el nombre del candidato nominado para reemplazar al Presidente del Gobierno; y en el supuesto de que la moción sea aprobada, se formará un nuevo gobierno de acuerdo con este mismo procedimiento
Gobierno federal
Llamado también federalismo, forma de gobierno por el que el poder político está dividido entre una autoridad central o nacional y unidades locales autónomas más pequeñas tales como provincias o estados, por lo general bajo los términos de una constitución. Un gobierno federal, o federación, se suele crear mediante la unión política de dos o más países anteriormente independientes bajo un gobierno soberano que en ningún caso se atribuye los poderes individuales de esos estados. Se diferencia de una confederación en que ésta es una alianza de países independientes que mantienen sus respectivas autonomías, unidos en acciones o cooperación en asuntos específicos de interés mutuo. En una nación federal los actos del gobierno central pueden afectar de modo directo tanto a los estados miembros como a los ciudadanos individuales, mientras que en una confederación tales actos suelen afectar de una forma directa a los países miembros y sólo por vía indirecta a los ciudadanos.
Una federación se distingue también de los llamados sistemas unitarios, en los que el gobierno central mantiene el poder principal sobre unidades administrativas que son prácticamente órganos del gobierno central. Gran Bretaña, por ejemplo, tiene un sistema unitario de gobierno parlamentario, y algunos gobiernos aparentemente federales, notorios regímenes totalitarios con un partido político único, son en realidad sistemas unitarios. Hablando en términos generales, las distinciones entre los gobiernos federales, confederaciones y sistemas unitarios de gobierno son relativas y difícilmente de limitables. Dentro de los países que tienen en esencia sistemas federales de gobierno se incluyen a Estados Unidos, Canadá, México, Venezuela, Argentina, Australia, India, Malaysia, Suiza y Alemania, cada uno de ellos con características propias en orden a la determinación y extensión de facultades y poderes, en las distintas unidades administrativas que componen el país.
En un Estado federal, al gobierno central le son asignados poderes concretos. Tiene soberanía plena en relación con los asuntos exteriores y es preeminente con respecto a la administración interna dentro de sus poderes asignados. Ejemplos notables de federaciones se hallan en la antigüedad incluidas la Liga de Delos y la Liga Aquea, uniones helénicas consideradas en líneas generales entre los primeros intentos políticos de llevar a cabo una fuerza unitaria o nacional sin el sacrificio de la independencia local. Elementos de federalismo existieron en el Imperio romano. Durante la edad media muchas ligas de estados se formaron para alcanzar propósitos específicos, la más conocida fue la Liga Hanseática. Durante el renacimiento, la Unión de Utrecht, una alianza creada en 1579 por siete provincias de los Países Bajos, tenía las características de una federación y fue la mayor fuerza protestante en Europa durante dos siglos. Suiza, que en la historia ha sido considerada el primer ejemplo de una confederación con éxito y después, de federación, comenzó el proceso de unión en 1290 con tratados de alianza perpetua que comprometían a tres cantones, o pequeños territorios. El número de cantones incluidos en los tratados se incrementó de modo paulatino y, con la excepción de un breve periodo como nación unitaria bajo la influencia francesa, la confederación continuó hasta 1848, cuando se transformó en un gobierno federal. El gobierno moderno de Alemania fue federal en la forma tanto durante el Imperio, a pesar de la importancia desproporcionada de Prusia después de 1871, como durante la República de Weimar. Después de algunas experiencias como confederación, Estados Unidos adoptó la forma federal de gobierno en 1789, y la Constitución de los Estados Unidos de América ha sido un modelo seguido por muchos países, especialmente de Latinoamérica. Después de la II Guerra Mundial el federalismo externo o internacional, es decir, la unión de diferentes estados soberanos, se ha venido desarrollando como un instrumento eficaz para conseguir la paz entre los pueblos. En Europa y América se han creado diversos organismos supranacionales próximos a la idea federal del Estado, como la Unión Europea (UE), la Organización de Estados Americanos (OEA) o la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA)
Gobierno presidencialista
Es una concepción misma de la Presidencia y la función económica del estatismo y como consecuencia y conexión, hay cambios sustanciales de carácter ideológico, que nos acercan, tal vez fatalmente, a la globalidad imperante y, en esa medida afectan al nacionalismo que, parece, le va quedando chico a las soluciones globales.
Para entender cabalmente las consecuencias, hay que recordar que el Estado-nación se origina en la verdad sociológica del concepto nación que, históricamente, se expresa políticamente a partir del siglo XV. Dentro de las nacionalidades liberadas del Imperio y Papado, surgen las características específicas del Estado moderno; una de ellas, fundamental, la soberanía, es la que más estorba a la globalización, que bien pudiera confundirse con la internacionalización; las demás características se refieren a los derechos individuales, o a la democracia, hacia donde, desde nuestra independencia, nos dirigimos, no sin sobresaltos.
Esto y el fenómeno conexo que resultó de la reforma política como proceso permanente y de los cambios habidos en el tiempo, que de algún modo pueden expresarse como maduración de la democracia y que naturalmente tienen que expresarse como anécdotas, cosas que suceden. Esto va derivando en el cambio de concepciones. Todo lo humano está puesto en la historia. Nuestra obligación es encontrar la estructura en el devenir.
Todo esto lo digo por el presidencialismo a la mexicana: todavía es un sistema político histórico, no un régimen jurídico; nace en este siglo después de la Revolución de 1910 y sustituye al caudillaje del siglo pasado. Inicialmente concebido para resolver problemas por conflictos electorales entre los triunfadores, se ha consolidado a lo largo de este siglo desde Calles y Cárdenas, hasta encontrar su expresión más acabada con Ruiz Cortines y López Mateos.
Sirvió en este siglo XX como expresión del gobierno de la Revolución que la supone, y para concluir la modernización y conducción del país, hasta el punto de formar, con muchos otros, un contexto internacional regido por el capitalismo, que establece su orden y que necesariamente, es a imagen, semejanza y conveniencia de los países poderosos; dentro de él no cabe, claramente, nuestra revolución social, con todas sus consecuencias, como factor de cambio.
En razón del prestigio de Calles, que ya no es caudillo, sino Jefe Máximo, y de Cárdenas, que lo consuma, el presidencialismo, además de las atribuciones constitucionales, como el federalismo, tomado también de la experiencia política norteamericana, va históricamente añadiendo otras atribuciones que no están en la ley, sino en la función pragmática y operativa. La primera atribución es la de actuar como fiel de la balanza en la nominación del candidato del PRI, del que es jefe nato, habida cuenta que el partido apoya al Presidente y se apoya en él, y es un broche que cierra el sistema, dentro del cual el partido ha sido el de las mayorías a lo largo de este siglo, situación que empieza a cambiar por el proceso de la reforma política y sus aportaciones electorales, muchas de ellas presidenciales.
La historia y un consenso pragmático de conveniencia nacional otorgan al Presidente esa función que ha resuelto muchos problemas.
Otra función del presidencialismo que no está en la ley y sí en la historia, es el esfuerzo para organizar las clases sociales de un país sui géneris, con pasado colonial, sujeto a distintas acciones imperiales que lo obligó a llegar un tanto amorfo a este siglo que acaba. Cárdenas, con la inercia del callismo, organiza a los trabajadores, campesinos y obreros; Alemán impulsa la organización de los empresarios al inducirlos a convertir sus riquezas en bienes de capital y, en consecuencia, impulsa a la burguesía y a su importante función social.
Formadas y organizadas las clases como una de las funciones del presidencialismo, deriva otra para los que seguimos: conducir la lucha de clases. Para esto, entre otros medios, disponíamos del partido.
Hay otras funciones en esta situación, pero haría prolija estas notas con lo que se tiene dicho. Ahora podré ser breve al referirme a los cambios.
Como era de esperarse, el presidencialismo sólo puede ser cambiado por un presidente. El actual Presidente marcó distancia con el partido y renunció, abiertamente, a ejercer la función dentro del proceso electoral. El partido se contrajo y la reforma política (que también hicieron los presidentes) abrió espacios a otras fuerzas políticas. Esa es una diferencia.
Otra diferencia: por su función social indispensable en el financiamiento del desarrollo, los organismos internacionales, que administran y operan el capitalismo, reprimieron implícitamente a la Revolución mexicana y sus concepciones como ideología nacional. Y dejó de hablarse de la Revolución.
Por otro lado el concepto mismo de nación empieza a cambiar en el mundo, porque estorba al que probablemente va a ser el perfil global del futuro.
Fuera del presidencialismo y como uno más de los cambios, hay una consecuencia sensible: el Estado ya no es directamente responsable del desarrollo, tan sólo aspira a regirlo. Ahora se confía este desarrollo a la iniciativa privada. Esto ha tenido muchas consecuencias, ha cambiado la concepción de las paraestatales, la economía mixta, su privatización y la política de empleo. No califico, consigno. Es otro concepto.
En suma, hay un cambio en el ejercicio de participación del proceso electoral y de otras funciones consensuales por parte del Presidente, en mengua de la Revolución mexicana.
Hay un olvido del estatismo y de la economía mixta. Hay un cambio en la concepción del sector paraestatal. Hay la privatización de la economía
Gobierno Socialista
Socialismo, término que, desde principios del siglo XIX, designa aquellas teorías y acciones políticas que defienden un sistema económico y político basado en la socialización de los sistemas de producción y en el control estatal (parcial o completo) de los sectores económicos, lo que se oponía frontalmente a los principios del capitalismo. Aunque el objetivo final de los socialistas era establecer una sociedad comunista o sin clases, se han centrado cada vez más en reformas sociales realizadas en el seno del capitalismo. A medida que el movimiento evolucionó y creció, el concepto de socialismo fue adquiriendo diversos significados en función del lugar y la época donde arraigara.
Si bien sus inicios se remontan a la época de la Revolución Francesa y los discursos de François Nöel Babeuf, el término comenzó a ser utilizado de forma habitual en la primera mitad del siglo XIX por los intelectuales radicales, que se consideraban los verdaderos herederos de la Ilustración tras comprobar los efectos sociales que trajo consigo la Revolución Industrial. Entre sus primeros teóricos se encontraban el aristócrata francés conde de Saint-Simon, Charles Fourier y el empresario británico y doctrinario utópico Robert Owen. Como otros pensadores, se oponían al capitalismo por razones éticas y prácticas. Según ellos, el capitalismo constituía una injusticia: explotaba a los trabajadores, los degradaba, transformándolos en máquinas o bestias, y permitía a los ricos incrementar sus rentas y fortunas aún más mientras los trabajadores se hundían en la miseria. Mantenían también que el capitalismo era un sistema ineficaz e irracional para desarrollar las fuerzas productivas de la sociedad, que atravesaba crisis cíclicas causadas por periodos de superproducción o escasez de consumo, no proporcionaba trabajo a toda la población (con lo que permitía que los recursos humanos no fueran aprovechados o quedaran infrautilizados) y generaba lujos, en vez de satisfacer necesidades. El socialismo suponía una reacción al extremado valor que el liberalismo concedía a los logros individuales y a los derechos privados, a expensas del bienestar colectivo.
Sin embargo, era también un descendiente directo de los ideales del liberalismo político y económico. Los socialistas compartían con los liberales el compromiso con la idea de progreso y la abolición de los privilegios aristocráticos aunque, a diferencia de ellos, denunciaban al liberalismo por considerarlo una fachada tras la que la avaricia capitalista podía florecer sin obstáculos.
El socialismo científico
Gracias a Karl Marx y a Friedrich Engels, el socialismo adquirió un soporte teórico y práctico a partir de una concepción materialista de la historia. El marxismo sostenía que el capitalismo era el resultado de un proceso histórico caracterizado por un conflicto continuo entre clases sociales opuestas. Al crear una gran clase de trabajadores sin propiedades, el proletariado, el capitalismo estaba sembrando las semillas de su propia muerte, y, con el tiempo, acabaría siendo sustituido por una sociedad comunista.
En 1864 se fundó en Londres la Primera Internacional, asociación que pretendía establecer la unión de todos los obreros del mundo y se fijaba como último fin la conquista del poder político por el proletariado. Sin embargo, las diferencias surgidas entre Marx y Bakunin (defensor del anarquismo y contrario a la centralización jerárquica que Marx propugnaba) provocaron su ruptura. Las teorías marxistas fueron adoptadas por mayoría; así, a finales del siglo XIX, el marxismo se había convertido en la ideología de casi todos los partidos que defendían la emancipación de la clase trabajadora, con la única excepción del movimiento laborista de los países anglosajones, donde nunca logró establecerse, y de diversas organizaciones anarquistas que arraigaron en España e Italia, desde donde se extendieron, a través de sus emigrantes principalmente, hacia Sudamérica. También aparecieron partidos socialistas que fueron ampliando su capa social (en 1879 fue fundado el Partido Socialista Obrero Español). La transformación que experimentó el socialismo al pasar de una doctrina compartida por un reducido número de intelectuales y activistas, a la ideología de los partidos de masas de las clases trabajadoras coincidió con la industrialización europea y la formación de un gran proletariado.
Los socialistas o socialdemócratas (por aquel entonces, los dos términos eran sinónimos) eran miembros de partidos centralizados o de base nacional organizados de forma precaria bajo el estandarte de la Segunda Internacional Socialista que defendían una forma de marxismo popularizada por Engels, August Bebel y Karl Kautsky. De acuerdo con Marx, los socialistas sostenían que las relaciones capitalistas irían eliminando a los pequeños productores hasta que sólo quedasen dos clases antagónicas enfrentadas, los capitalistas y los obreros. Con el tiempo, una grave crisis económica dejaría paso al socialismo y a la propiedad colectiva de los medios de producción. Mientras tanto, los partidos socialistas, aliados con los sindicatos, lucharían por conseguir un programa mínimo de reivindicaciones laborales. Esto quedó plasmado en el manifiesto de la Segunda Internacional Socialista y en el programa del más importante partido socialista de la época, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD, fundado en 1875). Dicho programa, aprobado en Erfurt en 1890 y redactado por Karl Kautsky y Eduard Bernstein, proporcionaba un resumen de las teorías marxistas de cambio histórico y explotación económica, indicaba el objetivo final (el comunismo), y establecía una lista de exigencias mínimas que podrían aplicarse dentro del sistema capitalista. Estas exigencias incluían importantes reformas políticas, como el sufragio universal y la igualdad de derechos de la mujer, un sistema de protección social (seguridad social, pensiones y asistencia médica universal), la regulación del mercado de trabajo con el fin de introducir la jornada de ocho horas reclamada de forma tradicional por anarquistas y sindicalistas y la plena legalización y reconocimiento de las asociaciones y sindicatos de trabajadores.
Los socialistas creían que todas sus demandas podían realizarse en los países democráticos de forma pacífica, que la violencia revolucionaria podía quizás ser necesaria cuando prevaleciese el despotismo (como en el caso de Rusia) y descartaban su participación en los gobiernos burgueses. La mayoría pensaba que su misión era ir fortaleciendo el movimiento hasta que el futuro derrumbamiento del capitalismo permitiera el establecimiento del socialismo. Algunos —como por ejemplo Rosa Luxemburg— impacientes por esta actitud contemporizadora, abogaron por el recurso de la huelga general de las masas como arma revolucionaria si la situación así lo requería.
El SPD proporcionó a los demás partidos socialistas el principal modelo organizativo e ideológico, aunque su influencia fue menor en la Europa meridional. En Gran Bretaña los poderosos sindicatos intentaron que los liberales asumieran sus demandas antes que formar un partido obrero independiente. Hubo, pues, que esperar hasta 1900 para que se creara el Partido Laborista, que no adoptó un programa socialista dirigido hacia la propiedad colectiva hasta 1918.
El Estado de bienestar
Según se acercaba a su fin el siglo, el socialismo —tal y como se hallaba representado por los partidos socialistas— no sólo había perdido su perspectiva anticapitalista original sino que también empezaba a aceptar, aunque con dolor por su parte, que el capitalismo no podía ser controlado de un modo suficiente, y mucho menos abolido.
Debido a su inmovilidad actual, definir el concepto de socialismo al final del siglo XX presenta numerosos problemas. La mayoría de los partidos socialistas ha llevado a cabo un proceso de renovación programática cuyos contornos no son aún muy claros. Es posible, sin embargo, catalogar algunas de las características definitorias del socialismo europeo según se prepara para hacer cara a los retos del próximo milenio: 1) reconocer que la regulación estatal de las actividades capitalistas debe ir pareja al desarrollo correspondiente de las formas de regulación supranacionales (la Unión Europea, que contó en un principio con la oposición mayoritaria de los socialistas, es considerada como terreno controlador de las nuevas economías interdependientes); 2) crear un `espacio social' europeo que sirva de precursor a un Estado de bienestar europeo armonizado; 3) reforzar el poder del consumidor y del ciudadano para compensar el poder de las grandes empresas y del sector público; 4) mejorar el puesto de la mujer en la sociedad para superar la imagen y prácticas del socialismo tradicional, en exceso centradas en el hombre, y enriquecer su antiguo compromiso a favor de la igualdad entre los sexos; 5) descubrir una estrategia destinada a asegurar el crecimiento económico y a aumentar el empleo sin dañar el medio ambiente; y 6) organizar un orden mundial orientado a reducir el desequilibrio existente entre las naciones capitalistas desarrolladas y los países en vías de desarrollo.
Esta relación no pretende en absoluto ser exhaustiva. Sin embargo, subraya algunos elementos de continuidad con el socialismo tradicional: una visión pesimista de lo que la economía podría lograr si se le permitiera seguir creciendo sin restricciones, y el optimismo en lo que se refiere a la posibilidad de que una sociedad organizada en el orden político pudiera progresar de forma consciente hacia un estado de cosas que podría aliviar el sufrimiento humano.
Gobiernos Árabes o repúblicas islámicas.
La Nación Islámica, fundada por Ahmed Ibn Assal es una de las naciones más poderosas - y peligrosas - del mundo. Como ya se ha contado en la sección de Historia como era todo Oriente Medio antes de la llegada de Ahmed al poder, nos limitaremos a decir como son las cosas hoy en día en este territorio.
La Nación Islámica cubre todo el Norte de África y Oriente Medio hasta India (aunque en esta zona los conflictos armados con los hindúes son habituales), y algunos territorios que ha conseguido sacar de Europa, como Turquía. Nos encontramos ante un estado totalitario, fundamentalista y teocrático, en el que Ahmed Ibn Assal gobierna bajo la tutela de Alá, usando el Corán como única fuente jurídica válida. A pesar de esto, este imperio funciona bastante bien y la sociedad islámica ha mejorado en nivel de vida. El enorme ejército islámico da muchos puestos de trabajo, ya sea en el cuerpo militar o en las fábricas de armamento. La investigación juega un papel muy importante también, y en Bagdad existen algunas de las mejores universidades del mundo - exclusivas para la gente de la Nación Islámica.
Hoy en día todo este potencial tiene un único objetivo: conquistar los territorios que fueron hace siglos árabes o turcos, como serían Grecia, España y Portugal. Enormes ejércitos se están movilizando hacia estas fronteras, ignorando las advertencias de una CEE que se está mostrando demasiado condescendiente con su enemigo más evidente y cercano. La sociedad islámica tiene un nivel de vida pobre en general, pero mejor que el que tenían antes. En las ciudades la gente trabaja en fábricas, y el campo es básicamente agrícola y ganadero. En todas partes se puede ver la influencia que ejerce la religión musulmana: pocas veces verás mujeres por la calle, por ejemplo. La relación entre esta sociedad y la magia es muy rara. Hay muchos magos clandestinos en la Nación Islámica, pero la sociedad islámica cree poco en estas supersticiones y es más bien racional ya que el estado lo vigila a punta de fusil.
Gobierno unitario
Los orígenes del Unitarismo cabe encontrarlos en los primeros siglos del Cristianismo, con figuras tales como Arrio, que rechazaba la idea de la Trinidad como contraria a las enseñanzas originales de Jesús. La imposición del Credo católico y del dogma trinitario en los Concilios de Nicea (325) y Constantinopla (381) supuso la condena como herejías de estas ideas y la persecución de sus seguidores. (En España, el Arrianismo sobrevivió hasta la conversión del rey visigodo Recaredo al Catolicismo en 587.)
Al estallar la Reforma contra los abusos y la corrupción vigentes entonces en Roma, numerosos intelectuales publicaron sus propios puntos de vista acerca de la doctrina cristiana sin esperar el beneplácito de la Santa Sede, dentro del espíritu protestante de libre examen de la Biblia. Uno de ellos fue Miguel Servet, el famoso médico y teólogo español. En su libro De Trinitatis Erroribus ("Sobre los errores de la Trinidad"), cuestionó la base bíblica y racional de la doctrina trinitaria. Sus opiniones heterodoxas le convirtieron en un proscrito, perseguido tanto por la Inquisición como por el reformador Calvino y sus partidarios, quienes le apresaron en Ginebra y condenaron a morir en la hoguera (1553). Hoy en día, las Iglesias Unitarias ven en Servet a su precursor y su primer mártir.